Space Mountain es una famosa atracción típica de los parques temáticos Disney del tipo rollercoaster, o sea montañas rusas. Es también una expresión muy popular por parte del ex luchador Ric Flair, que hablaba de Space Mountain para alardear sus conquistas sexuales (obviamente se habla del personaje televisivo, no de la persona en la realidad). A mí me gusta mucho usar esa expresión porque durante mi Erasmus en Málaga, los vídeos del dicho luchador me solían tener compañía durante los momentos muertos del día o cuando me relajaba sobre el sofá.
Se suele decir que la vida es un continuo subir y bajar, cómo montañas rusas. No tenía ni idea de cuán verdadera podría ser una expresión tan abusada antes de tomar parte en mi tercer y último Erasmus. Hoy lo se, y es por eso que considero mi Erasmus en Málaga un verdadero paseo sobre Space Mountain.
Pequeño paso atrás: es el 12 de mayo de 2018 y estoy visitando Málaga durante mi Erasmus en Granada. Visito sus mejores monumentos, me voy a bañar en la Malagueta y me tiro bajo el sol. Estoy allí acompañando a un grupo de estudiantes rumanos que están de visita a la capital de la Costa del Sol. Yo soy un estudiante en su primer año de máster (en Italia llevan dos años) sin preocupación ninguna en mi cabeza, si no la de hacer bien mi trabajo y estar tranquilo. En 2018 no podía saberlo: Málaga se iba a quedar en mi destino y mi corazón.
El 12 de mayo de 2021, tres años después y con un máster en Management del Turismo y de los Bienes Culturales en mi bolsillo, me encuentro escribiendo este artículo.
Empieza el paseo
Otro paso atrás (ya lo sé, es un salto temporal innecesario, pero hablamos de Space Mountain, no?) hasta noviembre de 2019. En esa época buscaba una empresa donde hacer mi tercer Erasmus, por razones de traineeship y postgrado. Terminaré en un operador turístico incoming, otra vez en Andalucía, pero ahora en Málaga. Mis tareas principales deberían ser gestionar los Walking Tours (tours a pies de día) y los Pub Crawls (tours de movida de noche), junto a varias tareas administrativas. Fecha de inicio prevista en mayo de 2020. Será retrasada dos meses por culpa del Covid-19. Mi Erasmus puede empezar en julio de 2020, con las aberturas de verano en toda Europa, en Italia cómo en España. El fin de mi experiencia tenía que ser en septiembre de 2020, será retrasado también, de un mes. Durante mis primeros dos meses solo conocí a una persona Erasmus cómo yo: mi compañera de piso y de trabajo (julio y agosto suelen llevar poca suerte en mi vida privada). Al final llegaré a tener 3 diferentes compañeras de piso más tarde, pero aún no podía saberlo. Nuestra relación (yo y la compañera de piso) será de amor y odio, con muy buenos momentos y también discusiones muy fuertes, pero ahora estamos en buenas relaciones (Space Mountain otra vez). En general fue una época de pocas joyas, pero confiaba en un cambio, cómo ya pasó en Granada, dos años antes.

El descenso en picada
Durante todo julio y los primeros días de agosto, estaba sufriendo, sin darme cuenta, la presión de un Erasmus en Málaga, que en mi cabeza tenía que ser fantástico, entre botellones, amistades, mucho turismo y una formación profesional y de vida válida. La realidad era diferente: la dicha presión era mi peor enemigo, y me llevaba a arruinar todo lo bueno que se podía hacer. Las personas alrededor de mí, la compañera de piso de antes y otros compañeros de trabajo (hoy amigos), se estaban alejando, sin que pudiera darme cuenta. Siete de agosto: me meten la paliza, de forma inesperada. Aquel día, mi jefe me echó del Pub Crawl, el principal producto de la empresa. La razón era mi falta de profesionalidad. Mi mundo se derrumbaba. Viví unos días muy tristes: no me podía creer de haber sido tan tonto. También pero, el castigo me parecía desproporcionado.
El punto de inflexión
Llegan días muy tristes y con pensamientos malos (estar en Málaga, en verano, cerrado en casa y sin amigos, no es nada fácil). Un día hablo con mi compañera de piso y pronuncio el fatídico: this is a s****y Erasmus (este Erasmus es una m****a). No lo sabía, pero esta expresión iba a ser el punto de inflexión de toda la experiencia. Con el corazón libre porque mi Erasmus ya estaba gastado, empiezo a vivir tranquilamente toda la experiencia y vuelvo a ser yo. Los que antes se habían alejado ahora empiezan a acercarse. Empiezo a hacer nuevas amistades. Mientras que el Covid-19 vuelve a dar más problemas y el turismo paga el precio peor, por el lado económico, claro. Los bares que pueden servir a las mesas solo hasta medianoche y con cierre a la una, clubes totalmente cerrados y vuelos para España siempre menos frecuentes. Una recepcionista me dice que sin pandemia, en invierno se trabaja más, y no no era sarcasmo, hablaba de verdad. Todo eso pasa en la mitad de agosto, en pleno verano, cuando en Málaga normalmente hay Feria, aunque ya fue anulada hace meses por culpa de la pandemia. Pocos turistas significan poco trabajo y el jefe está triste. Durante una de aquellas noches estaba en la playa con unos amigos. Buscaba aseos y terminé encontrando un grupo de chicos franceses que querían vivir la experiencia de la movida española pero no sabían cómo, asustados por las nuevas restricciones. ¿Qué hay mejor que un Pub Crawl? Gracias a ellos, en una noche vuelvo en buenos términos con el jefe. Lo que sigue es una época de bienestar psicofísico siempre mejor, acompañado por un gran crecimiento profesional (un trabajador feliz es un trabajador productivo, ¿verdad?). Mis Walking Tours y Pub Crawls, cuando sean posibles, funcionan. Al terminar del mes, con la pandemia desarrollándose en toda España, alargo mi Erasmus de un mes, sobre todo por una razón económica. No podía hacer algo mejor.
Se vuelve a subir, mucho
Llega septiembre, termina el verano y finalmente llegan otros Erasmus. Amistades, gente a conocer, viajes en lugares increíbles y muchísimas risas. Septiembre es un mes de cambios: muchas amistades se van, muchas otras llegan. Bares, restaurantes y la hostelería en general están cada día más vacíos y el turismo en general sufre cada día más. He visto a dueños de bares y hostales muy estresados y abatidos por la situación del momento. Yo sigo viviendo mi Erasmus, también con las debidas restricciones. Sigo guardando muchas fotos y videos de esa época: tanta nostalgia mezclada con tanta alegría.
Llega octubre y la compañera de piso de antes se va. Llega una nueva compañera y es una persona muy dulce, totalmente diferente de ella. Más Erasmus, más Covid y el turismo sufre cada día más. Es ahora que vivo por primera vez el toque de queda: medianoche, 23.00 y al final 22.30. Veo hostales con más empleados que huéspedes, de verdad. Entiendo demasiado bien la situación e intento ayudar de manera creativa: organizo cenas en terrazas y ánimo los Walking Tours y los Pub Crawls, cuando posibles. Pero no se puede hacer mucho: hasta que los aviones estén parados no se puede trabajar de manera decente. Es en octubre que me doy cuenta de lo intensa que fue mi experiencia.

Se baja, por última vez, el paseo termina, o quizás no
Mi Erasmus termina oficialmente el 5 de noviembre de 2020. Me acuerdo aquel día: “Angelo è finita” (Angelo ya termino), me decía, todo triste y desconsolado. Mi padre vino a recogerme al aeropuerto en Roma. Durante toda la carrera de vuelta a casa (vivo en Molise) le contaba de cómo estaba triste de estar allí: le quiero mucho a mi familia, pero prefería haber vuelto en otra situación, no al final de una experiencia tan importante para mi.
Y bueno, llegamos a mayo de 2021, mientras que escribo de esa experiencia, me miro atrás y pienso: ¿pero cuánto he cambiado en cuatro meses? ¿Pero cuánto he crecido en cuatro meses? ¿Pero cuánta gente, de cuántos lugares y con cuántos recorridos diferentes he conocido? ¿Cuánto recomendaría hacer una experiencia así? Probablemente no se puede contestar de manera cierta.
Lo que sí que es cierto es que Málaga ahora es parte de mí. Y la Space Mountain de mi vida no terminó de golpearme porque hoy, 2 de junio de 2021 (fecha de publicación) es mi primer día de trabajo en la misma empresa que hace casi un año me permitió hacer mi Erasmus. Hoy, 2 de junio de 2021, vuelvo a Málaga.
Autor: Angelo Panicciari.
Angelo ya ha publicado para L’Eclettico Diventare europeo: il mio Erasmus a Granada y Cracovia y Kocham Polskę.
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